318. No salga
palabra de nuestra boca sin pasar el “control de calidad”.
319. El amor es
diligente y activo.
320. Haz de tu vida
un fresco surtidor de serenidad, rocía a los demás con amor. Te lo agradecerán.
321. ¡Qué hermosa
obra de amor el animar a los decaídos, el repartir con ellos el ánimo que hemos
recibido de Dios!
322. Llévame en tu
Corazón, Jesús, que en mi corazón te llevo.
323. El alma que
ama de verdad es libre.
324. El amor y la
compasión deben contemplar lo que la justicia por sí sola no puede conseguir.
325. Una sonrisa
sincera siempre alegra el corazón del que la ve.
326. Toda buena
noticia por pequeña que sea, sabe a mucho.
327. Dios nos libre
de las personas que tienen mucho corazón y poca cabeza. Pero nos libre más todavía
de las que tienen mucha cabeza y poco corazón.
328. El ayuno sin
amor, aflige el cuerpo sin purificar el alma.
329. Dichoso el que
ayuna para dar de comer al pobre.
330. Ve por la vida
como hijo de Dios y como hermano de todos los hombres, con un corazón compasivo
y misericordioso. Esto ya es suficiente para trasformar el mundo.
331. La caridad,
más que en dar, consiste en comprender.
332. Dios permite
que nos equivoquemos para que seamos indulgentes con los que se equivocan.
333. El sentido del
humor alivia la crispación y facilita la convivencia.
334. Serás buenos
gobernante, buen superior, buen educador, si sabes respetar, amar y servir.
335. Contra el
deterioro progresivo del diálogo, cordialidad, comunicación; en una palabra,
amor.
336. Sólo con
caridad ardiente podremos construir un mundo nuevo.
337. Si tienes a tu
lado alguien que esté triste, sonríele, ámale.
338. Tendamos a
pensar bien de todo el mundo. Así nos evitaremos muchos problemas y daremos una
prueba de respeto y amor.
339. La
reconciliación debe ser tan profunda como la división. El amor debe superar a
la ofensa.
340. Toda
ideología, toda causa, por noble que sea, tiene un límite: el respeto a las
personas.
341. ¿Quieres
equivocarte? Haz mal a alguien. ¿Quieres acertar? Haz bien a alguien.
342. Muchos piensan
que perdonar es perder y no se dan cuenta de que perdonar es ganar, porque nos
libera de nuestros odios y resentimientos. El perdonar a nuestros enemigos nos
hace semejantes a Jesús, que perdonó a sus verdugos.
343. Perdonar y
pedir perdón es comenzar a vivir esa nueva vida traída por Jesús.
344. Cuando
perdonamos, los primeros beneficiados somos nosotros mismos.
345. Amar es
escuchar.
346. Cuando el amor
a Dios no se proyecta hacia el prójimo resulta una mentira. Más aún, una
tragedia.
347. En muchas
sepulturas hay flores y frases de cariño: “A mi querida esposa”, “Tu esposa y
tus hijos no te olvidan”. ¿Es que uno tiene que morir para que lo quieran?
348. La caridad del
pastor de almas debe empezar por sí mismo. No sea que, a fuerza de correr tras
las ovejas, pierda de vista al Pastor de los pastores: Cristo el Señor.
349. La caridad
bien ordenada empieza por uno mismo. Lo malo es que, a veces, termina donde
empieza.
350. Todos esos
considerados como la “basura de la humanidad” (los drogadictos, las
prostitutas, etc.) son como las perlas caídas en el barro; tenemos que
ayudarlos a salir de esa ciénaga y a recuperar su dignidad, aunque nos
manchemos, aunque nos critiquen.
351. No juzgues, no
condenes. ¡Ora!.
352. Se sabe cómo
ladra el perro cuando se le pisa, no cuando co,e.
353. Más que dar a
los otros de tu riqueza, ayúdalos a descubrir la suya.
354. El amor al
prójimo es la medida del amor a Dios. La injusticia y la crueldad con el
prójimo son la medida del odio a Dios.
355. El hambre es
el arma que causa más muertos.
356. La limosna
sale del bolsillo. Pero debe salir, sobre todo, del corazón.
357. La caridad
cristiana va mucho más allá de la mera solidaridad.
358. Sólo con
justicia no se arregla el mundo. Hace falta caridad, amor.
359. Debemos mirar
a los pecadores con los ojos de Jesús.
360. Aunque nos
llevemos algún que otro chasco, pensar que todo el mundo nos quiere es mejor
que pensar que todo el mundo nos tiene manía.
361. Mira al suelo,
para no tropezar. Mira al frente, para ver bien el camino. Mira al cielo, para
acordarte de Dios. Y mira también en tu derredor, por si alguien te necesita.
362. El cariño cura
las heridas del alma y, con frecuencia, también las del cuerpo.
363. Lo mismo si
tienes que hablar que si tienes que callar, hazlo siempre con una sonrisa.
364. Si amas
sinceramente a todos, no te harás de oro, pero muchos te amarán entrañablemente
por tu corazón de oro.
365. Sin caridad no
es posible cumplir plenamente la justicia.
366. Sin caridad no
hay Iglesia.
367. Quien camina
en la caridad, ni teme ni se equivoca.
368. El cariño
cura. La ternura es una excelente medicina, una excelente terapia.
369. La avaricia
cierra nuestro corazón a las necesidades de los pequeños, de los pobres y de
los marginados.
370. Si los que
tenemos más estuviésemos dispuestos a descender al menos un escalón, para que
los que tienen menos subieran un poco, no habría nadie tirado en el suelo.
371. Uno de los
pecados que dejan más amargura y remordimiento en el alma, es el de haber
abusado de la sencillez y de la confianza de personas buenas.
372. Nada hay más
cruel que abandonar a alguien cuando necesita mayor ayuda y consuelo.
373. No tengas por
enemigo a quien nunca te hizo daño.
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