sábado, 14 de julio de 2012

DESPRENDIMIENTO





506.  Sólo poseemos de verdad lo que damos de corazón y perdemos lo que avaramente retenemos.


507.  La verdadera limosna consiste sobre todo en darnos: dar nuestro afecto, nuestra sonrisa, nuestro tiempo.


508.  La austeridad consiste en suprimir lo superfluo. La pobreza empieza cuando falta lo necesario.


509.  Cuanto más te despojes, más tendrás. Haz la prueba.


510.  El Espíritu Santo necesita nuestra pobreza para realizar en nosotros obras divinas.


511.  Si lo que tenemos más tuviésemos el coraje de tener menos, los que carecen de casi todo tendrían lo necesario para poder vivir.


512.  Si queremos erradicar la pobreza, los que más tenemos, tenemos que ser más austeros.


513.  Cuando las riquezas se adueñan de la inteligencia y del corazón del hombre, éste se torna violento, desalmado, imbécil y ridículo.


514.  Todos somos pobres. Porque, cuando nacemos, lo necesitamos todo. Cuando crecemos, lo deseamos todo. Y, cuando morimos, tenemos que dejarlo todo.


515.  Prefiero vivir en paz con poco a vivir inquieto con mucho.


516.  Me asomé un poco al corazón de cierto rico y me dije: “Es mejor ser pobre”.


517.  El hambre y la miseria son la vergüenza de los ricos.


518.  Lo poco, cuando se comparte, queda revestido de grandeza.


519.  El asegurarse el futuro es lo que origina la avaricia y la rapacidad en el ser humano.


520.  La nobleza que se apoya en las riquezas no es auténtica nobleza.


521.  ¿Verdad que el pan compartido con el pobre llega a sabernos más rico?





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